¿Como era el puente romano sobre el rio Rubricatus en el siglo I? Conocido hoy como “Pont del Diable” formaba parte de la vía Augusta y en su construcción colaboraron la Legio X Gemina, la Legio III Macedonica y la Legio VI Victrix. Fue finalizado en el año 10 aC. y se caracterizaba por el arco honorífico que se erguía en un extremo y que en la actualidad se conserva. Se cree que originalmente tenia tres arcos iguales. Fue destruido varias veces por diferentes crecidas del Llobregat o por la mano del hombre, y fue reconstruido otras tantas veces. Su aspecto actual no refleja el que debía tener en la época en que se desarrolla nuestra novela y que intentamos reproducir en la ilustración.   

Reconstrucción artística del puente de Ad Fines en la época del relato, realizada por el autor.
Reconstrucción artística del puente de Ad Fines en la época del relato, realizada por el autor.

¿Qué sinifica Ad Fines? Significa literalmente "en el límite", "en la frontera". En este caso era el nombre geográfico de una zona limítrofe entre los territorios administrados por las ciudades de Barcino y Tarraco. También era el nombre dado a una de las Mansiones o "areas de servicio" de la Vía Augusta: una gran autopista de la época. Esta Mansio, junto a otras repartidas por la vía, esta documentada en la Tabula Peutingeriana, los Vasos de Vicarello y en los itinerarios de Antonino.


La Tabula Peutingeriana, es una copia medieval de un “mapa” romano que podría datar del siglo IV. En la tabla aparecen los itinerarios que un viajero romano podía haber seguido para recorrer, de punta a punta, las provincias imperiales. Vendría a ser como una guía de carreteras para el viajero antiguo en la que aparecen unos 4000 asentamientos de la época. Entre ellos, por supuesto, se encuentra Ad Fines. 

El aspecto de la tabla nos puede resultar hoy en día un tanto extraño, ya que los territorios como los mares aparecen distorsionados.

La Tabula Peutingeriana se custodia en la Biblioteca Nacional Austriaca desde 1738.

 


¿Existió la casa donde se desarrolla la historia? Si bien se conservan muy pocos restos visibles de ella, en el año 1965 se descubrieron los restos de las termas de una domus rural romana, con motivo de unas obras para colocar una torre eléctrica. Unos 20 años después, al efectuarse unas obras de ampliación de unos hangares ferroviarios, se descubrieron una serie de muros de esa casa y, aunque su estudio fue muy somero, se constató que estuvo en actividad entre el s I a.C. al II d.C. y que en este tiempo sufrió diversas modificaciones.

Al pie podéis ver algunos restos visibles de las termas de esta casa romana.


Barcino, donde se inicia nuestra historia, fue un enclave fundado como colonia de legionarios veteranos de la Guerras Cántabras por el emperador Augusto, aunque estuvo habitado desde dos mil años antes por diversos pobladores y hay bastantes leyendas sobre su fundación. Algunas de ellas las podéis leer en Ad Fines. El nombre completo de Barcino fue: Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino. A la colonia se accedía por tierra por una variante litoral de la Vía Augusta y en sus alrededores se situaba una Mansio llamada Barcinone. 

Lapida encontrada en Barcino
Lapida encontrada en Barcino

Tarraco durante el Imperio Romano fue una de las principales ciudades de la Peninsula Ibérica y fue la capital de la provincia de Hispania Tarraconensis. Fundada por los Escipiones y nombrada colonia por Julio César con el nombre de Colonia Iulia Vrbs Triumphalis Tarraco. Actualmente queda poco de su gran explendor, devorado por el urbanismo de tiempos posteriores.

La continuación de Ad Fines se desarrolla mayoritariamente en esta ciudad y añade nuevos personajes a los ya conocidos. 


¿Que idioma se hablaban en el Imperio Romano? Aunque el idioma oficial de la administración y de la literatura de Roma era el latín, hay suficientes indicios de la utilización habitual e indistinta de diferentes diomas en el Imperio.

En el ámbito local, parece lógico que los habitantes indígenas de pueblos conquistados quisieran conservar parte de su identidad ante los invasores romanos, utilizando los idiomas y dialectos autóctonos en ese contexto local y familiar.

El idioma griego se había extendido durante siglos anteriores por el Mediterráneo, ligado al intercambio de mercancías entre pueblos de idiomas distintos. En época romana, continuaba siendo el medio de entendimiento común entre las diferentes provincias romanas en sus actividades comerciales, sobre todo en el Este del Mediterráneo y en los enclaves comerciales costeros.

Los nativos de las distintas provincias también se veían obligados a comunicarse con los dirigentes y administraciones romanos, por lo que en todas las ciudades del imperio se hablaba lógicamente el idioma del pueblo hegemónico a nivel administrativo, aunque seguramente la mayoría de estas conversaciones se debieron hacer en un latín común, muy distinto del que utilizaban las élites culturales y sociales de la gran ciudad centro del Imperio: Roma.

 


¿Por qué situé mi novela en Martorell? Tras pasar por mi mente otros escenarios, quedé seducido por las posibilidades que ofrecía Ad Fines: un lugar estratégico junto a la Vía Augusta, existencia de una Mansio, de un puente singular, de unas torres de vigía... y unos restos de una villa rústica romana con unas pequeñas termas. ¡Era irresistible la tentación de situar mis personajes en ese lugar!    

También me dejaba una cierta libertad para jugar con lo razonablemente posible, por la escasez y ambigüedad de lo descubierto. Porque, aunque el poblamiento de esta zona parece que se remonta al neolítico, también es cierto que en los últimos siglos ha sido zona de una actividad humana desenfrenada: nudo de comunicaciones, tren, autopista, carretera nacional, industrias. Parece lógico pensar que este hecho no ha contribuido a que nos lleguen muchos restos de las construcciones de los antiguos habitantes de esta zona.

Bueno, quizá lo que me decantó a elegir este emplazamiento era el hecho de que vivo justo delante de esa misma villa romana donde sitúo gran parte de mi novela y puedo ver cada día el paisaje y el cielo que ellos vieron.   



¿Como era una domus rustica? Las domus rusticas eran unas haciendas agrícolas que solían constar de unas dependencias nobles y de otras donde se desarrollaban las tareas agrícolas. Las distintas habitaciones de la casa se organizaban normalmente alrededor de patios porticados. El de la entrada era cubierto, con una abertura en el techo era el atrium, y era donde estaban las dependencias públicas. Los cubiculum o dormitorios y otras dependencias privadas daban a un pasillo cubierto y con columnas llamado peristilum, alrededor del viridariun o jardín interior. Había otro patio similar para las tareas agrícolas donde daban las habitaciones de los sirvientes, los almacenes, los corrales y las caballerizas. La casas romanas no solían tener más oberturas al exterior que las puertas de acceso y por ello todas las dependencias miraban hacia estos patios.   

Recreación de la Domus Grattia en Ad Fines
Recreación de la Domus Grattia en Ad Fines

¿Como medían el tiempo los romanos? Por supuesto el concepto del tiempo era diferente en esa sociedad que dependía de la luz del día para realizar sus actividades. La medida del tiempo no era algo tan exacto como en nuestros días, pero tampoco eso les parecía tan importante. El día empezaba con la salida del Sol y terminaba con el ocaso. El periodo con luz de Sol (día) se dividía en doce partes llamadas horas y el periodo de oscuridad (noche) en cuatro, que coincidían con las guardias militares nocturnas y que llamaban vigilias.

Como el día en invierno es más corto que en verano, también lo eran las horas invernales. Es decir las horas en verano duraban más o menos una hora y cuarto y en invierno de unos tres cuartos de hora. Como la gente no tenía reloj para saber la hora en que estaban, miraban la posición del Sol o utilizaban relojes de sol o de agua y como es lógico esto no era del todo exacto.

Tampoco lo era el computo del año solar, pues inicialmente usaban un calendario de diez meses (Por eso nuestro calendario heredó como último mes el décimo: december o diciembre) Este hecho, unido a que era de ciclo lunar, producía un desfase considerable entre el año civil y el astronómico. Esto lo compensaban añadiendo un mes al final del año, pero no era nada exacto. Finalmente impuso una división del año en 12 meses y en tiempos de Julio Cesar se compuso un calendario prácticamente igual al actual.  


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NOTICIAS:

"Lágrimas de una esclava" ya esta disponible. Una buena opción para tus regalos navideños.  



Mi segunda novela "Lágrimas de una esclava" ha ganado el II Certamen de novela AdÁn.

 

Ediciones Andamio la publicará después del verano.

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Os recuerdo que podéis consultar la galería de personajes cuando leáis la novela.

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Para los que no sabéis si comprarla, os invito a leer los 2 primeros capítulos gratuitamente en esta web.

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Ad Fines puede ser una buena compañía para tus ratos de ocio y un buen regalo para vuestros seres queridos


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Un pequeño aperitivo para ti.


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Gracias por los comentarios que me llegan por distintos medios de quienes ya habéis leído Ad Fines. Os invito a que los compartáis con otros en la sección "Puedes dejar tu opinión..." 


Mi agradecimiento a todos aquellos que me han animado a escribir la segunda parte de Ad Fines.

Para ellos una buena noticia:

 

NUEVAS AVENTURAS EN LA HISPANIA del siglo I d.C. en mi nueva novela 

"LÁGRIMAS DE UNA ESCLAVA"

 


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Si no sabes qué libro regalar, esta novela es una buena opción  desde los 14 a los 90 años, ya sea para hombre o mujer.

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